Las sequías en varias regiones de México han generado una escasez de agua tan severa que ha sido aprovechada por grupos de traficantes para hacer negocios ilícitos, afectando a comunidades enteras que necesitan el recurso para actividades domésticas y agrícolas. Mientras el gobierno busca soluciones adecuadas para enfrentar esta crisis, los traficantes se han organizado y extendido tanto que hoy se les conoce como los “huachicoleros del agua”.
Un mercado negro que afecta a las comunidades
Este mercado negro, creado y operado por traficantes, se dedica a vender agua a precios exorbitantes a los mexicanos que no tienen acceso al servicio regular. Estos traficantes no solo operan de manera clandestina sino que recurren a tácticas intimidantes y al robo a gran escala. Para lograrlo, organizan saqueos armados de agua en redes potables y pozos públicos, para luego trasladar el recurso en camiones cisterna o «pipetas» hacia las zonas donde venderán el agua. En algunos casos, estos robos son a gran escala, dejando comunidades enteras sin agua durante días o incluso semanas.
La rentabilidad del tráfico de agua
El tráfico de agua se ha convertido en un negocio lucrativo, con un huachicolero promedio generando ingresos mensuales de hasta $8,200 dólares. Esta cantidad, comparada con el salario promedio de muchas familias en México, convierte al tráfico de agua en una actividad altamente atractiva para mafias locales. De hecho, debido a su rentabilidad, los huachicoleros han logrado invertir en herramientas especializadas y tecnología avanzada que les permite ejecutar estos robos con mayor facilidad y eficiencia. Desde tuberías móviles y válvulas manipuladas hasta sistemas de almacenamiento improvisados, los traficantes cuentan con un arsenal de equipos para llevar a cabo sus operaciones sin ser detectados por las autoridades locales.
Impacto y falta de control por parte de las autoridades
Las cifras sobre el robo de agua son alarmantes. Se estima que hasta un 15% del agua disponible en el país se pierde a través de tomas clandestinas. Esto representa una cantidad significativa de agua desviada de su uso legítimo para abastecer las necesidades de comunidades vulnerables o zonas agrícolas en situaciones de emergencia. Además, la impunidad y la falta de control por parte de las autoridades han hecho que estas redes de tráfico operen sin grandes obstáculos. Aunque existen leyes que sancionan el robo de agua, la falta de recursos, de personal capacitado y de voluntad política para hacer cumplir dichas leyes hace que la situación se mantenga sin cambios.
¿Cómo evitar que esta situación llegue al Perú?
Este fenómeno es un claro ejemplo de cómo la falta de políticas de acceso y gestión adecuada de recursos puede tener efectos devastadores en la sociedad. En países como Perú, donde el agua también es un recurso vital y cada vez más escaso, esta situación debe servir de advertencia. La experiencia de México destaca la importancia de implementar medidas preventivas para evitar que el tráfico de agua alcance niveles similares. Es fundamental trabajar en políticas que garanticen el acceso equitativo y responsable al agua, promoviendo la creación de infraestructura adecuada y fortaleciendo la vigilancia en las redes de distribución.
Un Perú con acceso seguro al agua
Desde Water Partners, consideramos que el tráfico de agua en México ofrece una oportunidad para reflexionar y actuar de manera proactiva. La escasez de agua y la aparición de mercados negros ponen de manifiesto la necesidad urgente de abordar este problema desde una perspectiva integral. Para evitar que esta situación se replique en otras regiones, debemos impulsar estrategias que incluyan la inversión en sistemas de recolección y almacenamiento de agua, así como en la educación comunitaria sobre el uso responsable de los recursos hídricos. De igual manera, se necesita fomentar la transparencia y el control en la gestión del agua para prevenir actos de corrupción que faciliten la creación de mercados ilegales.
La importancia de la concienciación y la participación comunitaria
Además, en Water Partners creemos que es esencial crear campañas de sensibilización que informen a las comunidades sobre el impacto negativo de los huachicoleros y la importancia de reportar cualquier actividad sospechosa relacionada con el tráfico de agua. Involucrar a la ciudadanía en la lucha contra el tráfico de agua, empoderándola con información y recursos, es una manera efectiva de reducir la influencia de estas mafias. Asimismo, promover el desarrollo de tecnologías de monitoreo y detección de tomas clandestinas puede ayudar a las autoridades a identificar y prevenir el robo de agua en áreas vulnerables.
Fortalecer la legislación y crear alianzas
La situación en México también plantea la necesidad de contar con una legislación más estricta y efectiva que sancione el robo de agua con penas que realmente disuadan a los infractores. La experiencia demuestra que, sin una supervisión y sanción adecuadas, el tráfico de agua seguirá creciendo, poniendo en riesgo la sostenibilidad de los recursos hídricos en la región.
Finalmente, la creación de alianzas entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y el sector privado resulta crucial para combatir el tráfico de agua de manera efectiva. Estas alianzas pueden facilitar el intercambio de recursos, conocimiento y experiencia para diseñar soluciones sostenibles que beneficien a las comunidades y protejan el acceso al agua a largo plazo.
Para Water Partners, el acceso al agua es un derecho fundamental que debe ser protegido. Aprender de situaciones como la de los huachicoleros del agua en México puede ayudarnos a desarrollar enfoques integrales y sostenibles que aseguren el acceso al agua para todos los peruanos, especialmente en un contexto donde los efectos del cambio climático y el crecimiento demográfico están aumentando la demanda de recursos hídricos.